viernes, 26 de febrero de 2010

CUENTAN QUE UN.......

Cuentan que un día, que pasó, que fue, que aquello.
Me contaba mi abuelo, que una vecina hablaba demasiado y un día dijo. Tenía una gallina con doce huevos y me saco doce pollos y añadió, y eso que no estaba yo, que si llego a estar saca trece. Otra vez dijo. Pasando el río se nos resbaló el burro en el hielo, y añadió, bien presente lo tengo, era el mismo día de Santiago
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Después de  la muerte de un vecino, la costumbre era rezar el rosario nueve días seguidos. Una vez que se se rezaba el rosario, la oradora dijo, recemos un padre nuestro por la que lo tenga más fresco, Y quedó el refrán.
Otro contaba que su hijo se había comparado un linterno, pero que lo peor era el pilo.



Bromas aparte amigos. Cuanto se puede escribir de un cortijo, seguramente mucho. alomejor un libro.
Por algo empezaremos. Hoy me acuerdo de la tranquilidad que reina en un cortijo si la comparamos con las ruidosas ciudades en las que vivimos.
En un cortijo, no hay lugar para el aburrimiento porque siempre hay oficio. Pero lo que se hacia tenía la ventaja de no ir acompañado del rítmico reloj. En un cortijo se trabajaba sin horario, el sol marcaba los acompasados tiempos. Pero, de lo que más nos acordamos los que hemos vivido en un cortijo y peinamos canas es de la tranquilidad y del silencio que se disfrutaba. Cuanto daríamos ahora por un espacio sin ruidos, una jornada sin citas programadas y sin horarios...............

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